¿A qué tipo de cosas se han venido dedicando los
profesionales de la información y la documentación?
“Comunicación” e “información” son en nuestra época dos
palabras de capital importancia. Suponen alguna manera de comunicación. Todo conocimiento
comienza con una información sobre lo que ocurre, lo que se hace o lo que se
piensa. Esto determina, en todos los tiempos, la naturaleza y calidad de las
relaciones humanas. El presente se caracteriza, no obstante, por la amplitud
que se le confiere. A la comunicación interpersonal se le ha añadido la
comunicación de masas, que se distingue por la capacidad de informaciones que
se transmiten y por la importancia del público
que tiene que ver con ellas, como son los medios de comunicación. Entre estas
dos formas extremas de comunicación, o sea, directamente de persona a persona o
indirectamente del público a los medios masivos de comunicación funcionan una
serie de instituciones que tienen el poder y el deber de comunicar los
conocimientos existentes: familia, sistemas de enseñanza, sistemas profesionales,
administración, etc.
El emisor, o fuente, puede ser un individuo, un grupo o una
institución. En el caso de una emisión internacional, que es el nuestro, el
emisor da a la idea que se desea transmitir cierta forma que le permita al
destinatario percibirla. Esta forma recibe el nombre de código.
El receptor es aquel que recibe el mensaje, pero esta
recepción no siempre es intencional: contrariamente a lo que ocurre al emisor,
el receptor está mucho más sometido a lo que ocurre el emisor, el receptor está
mucho más sometido al flujo de mensajes que provienen de todas partes, y que no
están destinados a él; al productor de información le basta con expresarse.
El mensaje entre ambos sólo puede ser inteligible si
comparten el mismo código. El canal o medio de la comunicación difiere según la
forma de la comunicación y existen muchos. En otras ocasiones el emisor recibe
una respuesta en forma de mensaje por parte del receptor, a lo que llamamos
retroalimentación o feedback.
Existe una “explosión documental” que produce que el número de documentos se multiplique de
manera espectacular en el mundo desde hace algunos años. Resulta indispensable,
por lo tanto, reactualizar
constantemente los fondos documentales, ya sea por medios manuales o
automatizados. A la enorme cantidad de documentos en papel se le añaden las
producciones en discos, fotografías, cintas magnéticas, videogramas, etc. Que plantean problemas de tratamiento y de
difusión que exigen técnicas específicas y canales diversificados.
Podemos responder justificadamente a la pregunta de la siguiente manera:
Seleccionar en la
enorme masa de información los elementos de conocimiento, suministrarlos a toda
persona que los requiera, conservarlos sin alteración y actualizarlos
permanentemente, son los objetivos que corresponden a las actividades
documentales.
Por todo esto, la
recolección y el tratamiento de los datos, se exige que el responsable de ellas
se mantenga regularmente al corriente de la evolución de los conocimientos y de
la producción en el campo correspondiente, y por lo tanto, de que la unidad
esté bien integrada en el ámbito científico nacional e internacional, formal e
informal. No le bastará al documentalista conocer la existencia de los
organismos o de los científicos que producen los documentos, sino que tendrá
que organizar una red de intercambio y adquisición sistemática, que se integre
a un conjunto científico.
Podemos decir que la
demanda y la necesidad de pasar del suministro de documentos o referencias al de la
información misma han transformado la apariencia general de la profesión. Las funciones
de los especialistas de la información se han diversificado, especializado,
profundizado. Las fronteras que los separan de los científicos se han atenuado
y evolucionan cada vez más en el sentido de una mejor comprensión recíproca. Se
les exige una nueva preparación en lingüística, en informática, en lógica y por
supuesto en la especialización correspondiente. Sólo puede analizarse lo que se
comprende. Dos hechos revelan esta necesaria interacción. Por una parte, el
desarrollo de aptitudes y técnicas documentales de base entre los usuarios,
adquiridas en virtud de una formación apropiada, es uno de los principales
objetivos que persiguen los responsables de la información. Por otro una
formación continua que mantenga actualizados sus conocimientos.
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